Una joven de 22 años vivió una experiencia aterradora mientras viajaba desde Córdoba hacia La Falda en un colectivo interurbano. El miércoles por la tarde-noche, se quedó dormida y despertó sobresaltada en Bialet Massé al sentir que el hombre a su lado le tocaba la pierna y la zona íntima. Con el corazón acelerado y en medio del pánico, logró llegar hasta el chofer y pedir ayuda. Un policía que viajaba en la unidad intervino rápidamente y evitó que el agresor bajara del colectivo.
“Entré en una crisis nerviosa. No sé ni cómo llegué hasta adelante del miedo que tenía”, relató la víctima en sus redes sociales. Allí también recibió mensajes de otras mujeres que aseguraron haber pasado por lo mismo, aparentemente con el mismo agresor. Se trataría de un hombre de entre 25 y 28 años que también vive en La Falda. La investigación sigue en curso.
Este caso visibiliza una problemática tan cotidiana como silenciada: el acoso sexual en el transporte público.
📊 Una realidad alarmante
Según datos recientes, el 60% de las mujeres que viaja en transporte público en Argentina ha sufrido algún tipo de acoso sexual. Además, casi el 90% de las encuestadas dice sentirse insegura durante la noche, mientras que durante el día ese porcentaje ronda el 68%. Lo más preocupante: el 87,5% de quienes sufren estas situaciones no hace la denuncia, por miedo, vergüenza, desconocimiento o porque sienten que no va a servir de nada.
En el Área Metropolitana de Buenos Aires, los casos de abuso en transporte aumentaron un 40% en lo que va del 2025, y muchos de ellos involucran tocamientos o situaciones de acoso dentro de colectivos, trenes o subtes. Pero esto no pasa solo en las grandes ciudades: las rutas del interior también esconden historias de terror.
🚏 Paradas de colectivo: zonas de riesgo
Las paradas de colectivo, especialmente en zonas suburbanas o mal iluminadas, son percibidas como uno de los espacios más inseguros por las mujeres. Según encuestas recientes, el 70% considera que son lugares de alto riesgo para el acoso callejero, sobre todo de noche. No hay cámaras, no hay policías, y muchas veces ni siquiera hay gente alrededor. La sensación de vulnerabilidad es total.
🛑 ¿Qué se puede hacer?
Es fundamental que las autoridades y las empresas de transporte tomen cartas en el asunto. Algunas medidas urgentes:
- Capacitar al personal para actuar ante denuncias de acoso.
- Difundir campañas de concientización sobre el respeto y la denuncia.
- Mejorar la iluminación y condiciones de seguridad en paradas y terminales.
- Instalar botones de pánico y cámaras dentro de las unidades.
- Generar canales accesibles para denunciar y acompañar a las víctimas.
Pero más allá de eso, hay algo que no puede esperar más.
🧠 Educar es una urgencia
La verdadera transformación comienza con la educación. No alcanza con castigar al que agrede: hay que formar desde la raíz para que no lo haga. Educar en el respeto, en la empatía, en la igualdad, desde la niñez y en todos los ámbitos. Enseñar que el cuerpo del otro no se toca. Que el consentimiento no se presupone. Que no hay lugar para el silencio cómplice.
Las escuelas, los hogares, los clubes, los medios, las redes: todos los espacios sociales deben comprometerse con la erradicación de la violencia de género. No se trata solo de leyes o protocolos: se trata de formar personas que no necesiten que les digan qué está bien o mal. Porque lo van a saber.
📣 Tu voz importa
Si fuiste víctima o testigo de una situación de acoso, no te calles. Podés comunicarte con la Línea 144 para recibir orientación gratuita, confidencial y en todo el país.
Ya no alcanza con decir “basta”. Es hora de actuar, de hablar, de denunciar, de enseñar. Que ninguna más tenga que viajar con miedo. Que ninguna más despierte en una pesadilla.