Las recientes inauguraciones de las autovías Calamuchita y Punilla han sido presentadas como avances en infraestructura y turismo para la provincia de Córdoba. Sin embargo, un análisis detallado revela una realidad preocupante: un sistema de peajes que beneficia a una única empresa concesionaria, Caminos de las Sierras, en detrimento de los ciudadanos y el medio ambiente.
💰 Recaudación Millonaria
En marzo de 2025, las cabinas de peaje registraron un total de 366.508 vehículos: 154.925 en la autovía Calamuchita y 211.583 en la autovía Punilla. La recaudación estimada para ese mes fue de aproximadamente $573 millones, considerando la tarifa de la categoría 2 (autos), la más frecuente, y las diferencias entre pagos en efectivo y telepeaje.
Esto representa una recuperación significativa de la inversión inicial de $230 millones de dólares para ambas obras, cuestionando si el objetivo principal era mejorar la conectividad o generar ingresos sustanciales.
🚍 Transporte Público Excluido
A pesar de las promesas de mejorar la circulación y la seguridad vial, los colectivos no utilizan estas autovías. Esto significa que el transporte público no se beneficia de estas infraestructuras, y los ciudadanos que dependen de él no experimentan mejoras en sus tiempos de viaje ni en la calidad del servicio.
🌿 Impacto Ambiental y Social: Fauna silvestre atropellada en nombre del “progreso”
Más allá del discurso oficial que celebra la inauguración de nuevas autovías como sinónimo de progreso, lo que ocurre a diario en los márgenes de estas rutas es una tragedia silenciosa y constante: la pérdida de biodiversidad.
Los animales silvestres que habitan los montes de Punilla y Paravachasca no fueron tenidos en cuenta durante la planificación ni ejecución de las obras. No se diseñaron corredores biológicos funcionales, ni se colocaron pasafaunas suficientes ni efectivos —túneles o puentes verdes que permiten a la fauna cruzar las rutas sin poner en riesgo su vida. El resultado es devastador: zorros, gatos monteses, pumas, comadrejas, aves, serpientes, anfibios y cientos de otras especies mueren atropelladas cada mes.
Se estima que en rutas similares de Argentina mueren entre 3.000 y 5.000 animales silvestres por kilómetro al año. En zonas de alta biodiversidad como las sierras de Córdoba, esa cifra podría ser aún mayor. Lo peor es que muchas de estas especies están en peligro o son clave para mantener el equilibrio de los ecosistemas serranos.
A esto se suma la fragmentación del hábitat, otro efecto colateral de estas megaconstrucciones: los animales quedan aislados en parches de monte cada vez más pequeños, sin posibilidades de acceder a recursos, reproducirse o migrar. Así se acelera el colapso ecológico en regiones que ya vienen siendo presionadas por el avance urbano, los incendios y la deforestación.
Los reclamos de vecinos autoconvocados, organizaciones ambientalistas y científicos fueron sistemáticamente ignorados. La obra avanzó a toda máquina, con topadoras que arrasaron monte nativo protegido —incluso en zonas donde rige la Ley de Bosques—. El trazado de la autovía de Punilla, por ejemplo, destruyó partes del corredor biogeográfico más importante que conecta el norte con el sur de las Sierras Chicas.
¿Y todo esto para qué? Para que los autos puedan circular más rápido y para que una empresa privada —Caminos de las Sierras— recaude millones cada mes con peajes carísimos. La ecuación es brutal: el negocio de unos pocos, pagado con la vida de la fauna silvestre y el deterioro de los bienes comunes de todos.
🏢 Monopolio de Caminos de las Sierras
Caminos de las Sierras es la concesionaria exclusiva de la Red de Accesos a Córdoba (RAC), que incluye 12 rutas clave, como la Ruta Nacional 20/38, Ruta Provincial 5, Ruta Nacional 36, Ruta Nacional 9 Sur, Autopista Pilar Córdoba, Ruta Nacional 19, Ruta Nacional 9 Norte, Segundo Anillo de Circunvalación, Ruta Provincial E-53, Ruta Provincial E-55, Autovía Punilla y Autovía Calamuchita, más la Avenida de Circunvalación de la ciudad de Córdoba.
Esta concentración de poder en una sola empresa plantea preocupaciones sobre la competencia y la transparencia en la gestión de las infraestructuras viales.
Las autovías Calamuchita y Punilla, lejos de ser soluciones integrales para la movilidad y el desarrollo regional, parecen formar parte de un sistema que prioriza la recaudación sobre el bienestar ciudadano y ambiental. Es fundamental revisar y replantear estas políticas para garantizar una infraestructura vial equitativa, sostenible y verdaderamente beneficiosa para todos los cordobeses.